Discurso de ascensor
En los primeros estudios se ha observado con frecuencia que ofrecer incentivos económicos por llevar a cabo actividades prosociales y de motivación intrínseca puede entorpecer la motivación para llevar a cabo dichas actividades. Los trabajos más recientes evidencian características más precisas e importantes sobre si es posible que se produzca este entorpecimiento (o sustitución). En muchos casos, los incentivos funcionan a la hora de promover un comportamiento más prosocial y también son rentables. Sin embargo, aunque la sustitución de incentivos externos por una motivación intrínseca pueda no ser motivo de preocupación en muchos contextos, la sustitución de una actividad prosocial por otra o los cambios en actividades a lo largo del tiempo o el lugar pueden conseguir mayor atención.
Hallazgos clave
Pros
Los incentivos económicos aumentan la motivación para llevar a cabo actividades prosociales y de motivación intrínseca en muchos contextos diferentes.
Las organizaciones sin ánimo de lucro pueden aplicar los principios económicos habituales para motivar a sus colaboradores.
Los incentivos se pueden administrar para dirigir positivamente la oferta de actividades prosociales a períodos, lugares o actividades con mayores desequilibrios entre oferta y demanda.
La mayoría de los incentivos que han demostrado ser eficaces también son relativamente asequibles.
Contras
Si los incentivos conllevan efectos de sustitución a lo largo del tiempo o el espacio o en relación con el tipo de actividad realizada, su impacto puede reducirse.
Los valores éticos y culturales pueden limitar la adopción de incentivos en ciertos lugares o conducir a respuestas diferentes ante el mismo incentivo.
Puede ser caro abordar los detalles institucionales, que son importantes para determinar el éxito de los programas de incentivos.
Cuando los incentivos se consideran pagos por servicios en lugar de signos de gratitud pueden reducir el comportamiento prosocial.