Discurso de ascensor
Los economistas predicen normalmente que las personas son de por sí egoístas; sin embargo, la evidencia experimental sugiere que a menudo no es así. En concreto, delegar una elección (como el salario) en la parte ejecutante puede imbuir en esta un sentido de responsabilidad que conduzca a una mejora de resultados tanto para la entidad que delega como para la parte ejecutante. Esta estrategia puede ser arriesgada, ya que algunas personas seguirán actuando de modo egoísta y provocando consecuencias adversas para la productividad y los ingresos. Un aspecto importante a tener en cuenta es, por tanto, cómo instigar el sentido de la responsabilidad en la parte ejecutante.
Hallazgos clave
Pros
Según experimentos de laboratorio, delegar la elección del salario (y el esfuerzo) en el trabajador conduce a ingresos más altos para las empresas y trabajadores.
Las comparaciones sociales en relación con los derechos de delegación afectan a la conducta de los trabajadores; esto sugiere que las personas se preocupan intrínsecamente por cómo se las percibe en el entorno laboral.
Cuando uno es responsable de la determinación de un resultado, algo que promueve la delegación de responsabilidad en los trabajadores, uno tiende a comportarse de manera más prosocial (es decir, coopera).
Contras
Tanto quien delega como la parte ejecutante pueden aprovechar estratégicamente la delegación para conseguir objetivos antisociales (o egoístas).
Dar responsabilidad a alguien que tenga un interés propio en relación con el esfuerzo esperado tiene sus riesgos, ya que esta persona puede elegir no esforzarse mucho, lo que hará que quien delega sufra las consecuencias.
La evidencia empírica sobre los efectos de la delegación del salario es escasa, ya que, en la vida real, son muy pocas las empresas que han delegado la decisión sobre la fijación del salario en sus empleados.