Discurso de ascensor
La migración de refugiados ha aumentado de forma considerable desde la Segunda Guerra Mundial, con cifras que superan los 50 millones. Solo un pequeño número de estos refugiados busca asilo, y son aún menos los que se establecen en países desarrollados. Al mismo tiempo, los políticos, los medios de comunicación y la sociedad en general se muestran preocupados porque los refugiados no se integran en el flujo económico. A su llegada, el nivel de ingresos y empleo de los refugiados es más bajo, pero con el tiempo alcanza el nivel de quienes migran para reunirse con sus familias. Pero ni los refugiados ni los migrantes que buscan reunirse con sus familias llegan a los niveles de integración económica de los trabajadores migrantes. Un proceso de integración más rápido beneficiaría en gran medida a los refugiados y a sus nuevos países de acogida.
Hallazgos clave
Pros
Al llegar a los países de acogida, el nivel de empleo de los refugiados es bajo, pero con el tiempo alcanza el nivel económico de quienes migran para reunirse con sus familias.
La migración interna (es decir, dentro del país de acogida) de los inmigrantes en general, y de los refugiados en particular, es un factor importante para conseguir empleo.
Los resultados en el mercado laboral (por ej., niveles de empleo e ingresos) son similares para hombres y mujeres inmigrantes en distintos países.
Los hallazgos de investigaciones actuales parecen contundentes, ya que los estudios de diversos mercados laborales nacionales arrojan resultados comparables.
Contras
Los refugiados tardan más en integrarse en los mercados laborales de los países de acogida que los trabajadores migrantes porque no son elegidos principalmente para los mercados laborales del país de acogida.
La pérdida y depreciación del capital humano y las credenciales durante los trámites de asilo y los niveles más bajos de salud afectan de manera negativa a la integración de los refugiados.
Las políticas de introducción y residencia no ayudan de forma adecuada a los refugiados que tratan de integrarse en el mercado laboral del país de acogida; esto hace que su rendimiento económico sea inferior, especialmente en los primeros años tras su llegada.
El hecho de que la adaptación de los refugiados al mercado laboral del país de acogida sea menos efectiva genera mayores costes a nivel individual y social.