Discurso de ascensor
La ecuación de Mincer –quizás la más usada en estudios empíricos– puede utilizarse para explicar gran cantidad de fenómenos económicos e incluso no económicos. Una de estas aplicaciones es la explicación (y cálculo) de las rentas laborales como función de los estudios y experiencia en el mercado laboral. La ecuación de Mincer permite calcular el impacto de un año adicional de estudios en las rentas laborales medias. Esta información es importante para los creadores de políticas que deben tomar decisiones sobre los gastos en educación, priorización de los niveles de escolarización, y programas de financiación de la educación, como los préstamos a estudiantes.
Hallazgos clave
Pros
Las rentas pueden explicarse como una función de los estudios y la experiencia en el mercado laboral usando la ecuación de Mincer; esto ofrece a los creadores de políticas información importante sobre cómo invertir en educación.
Debido a la comparabilidad de los resultados mincerianos, los individuos pueden usar estos resultados como guía a sus decisiones personales sobre cuánto invertir en educación.
Estudios recientes en los que se ha usado la ecuación de Mincer indican que la enseñanza terciaria, frente a la primaria, puede generar ahora los mayores rendimientos por educación; esto supone un cambio en la creencia generalizada.
Contras
La relación entre estudios y rentas laborales no implica necesariamente causalidad.
Las funciones de rentas ofrecen rentabilidad privada (es decir, individual) por los estudios, mientras que se necesitan los costes del gobierno/públicos y otras prestaciones para calcular los índices sociales del rendimiento.
A medida que las economías se vuelven más complejas y los avances tecnológicos cambian la demanda de educación, los datos transversales de hace décadas pueden no ofrecer información sobre los rendimientos de las decisiones de inversión actuales.