Discurso de ascensor
Los gobiernos regulan el empleo para proteger a los trabajadores y mejorar el rendimiento del mercado laboral. Pero las normativas, como el salario mínimo y el reglamento de seguridad en el empleo, pueden generar controversia. Por tanto, las decisiones para establecer normativas laborales deben basarse en los datos empíricos de su posible impacto. Los estudios indican que la mayoría de los países establecen las normativas a un nivel apropiado. Pero no siempre es así, y cuando la regulación es excesiva o insuficiente en un país, puede salir caro. En los países en desarrollo, una normativa eficaz depende también de políticas de aplicación y educativas que fomenten su cumplimiento.
Hallazgos clave
Pros
La regulación del mercado laboral puede mejorar la situación de los trabajadores vulnerables.
La preocupación por los efectos negativos en el empleo y en la productividad no está justificada en la mayoría de los países.
Los efectos negativos se pueden minimizar con normativas que sigan buenas prácticas para cada país concreto y teniendo en cuenta el cumplimiento de otras regulaciones e interacciones con otras instituciones.
Las normativas laborales pueden ser un incentivo para que las empresas emprendan acciones que mejoren la productividad, como la formación y la innovación organizacional y tecnológica.
Un control y análisis empíricos pueden identificar los efectos positivos y negativos de las normativas para mejorar el diseño de la reglamentación en el mercado laboral.
Contras
Las normativas demasiado estrictas pueden impedir la creación de empleo y reducir el empleo formal, sobre todo para los jóvenes y trabajadores sin formación.
La regulación insuficiente no trata el problema de protección de los trabajadores, el poder de negociación desigual y la formación inadecuada.
El cumplimiento puede ser un reto para los países en desarrollo con grandes sectores informales y poca capacidad administrativa.
Controlar el efecto de las normativas puede ser difícil si la información del mercado laboral es inadecuada.
Las decisiones sobre regulación del mercado laboral las dictan a menudo preocupaciones de orden político y no la evidencia.