Discurso de ascensor
El crecimiento de la población joven se menciona a menudo en debates sobre el paro juvenil y la agitación en los países en desarrollo. Pero el porcentaje de jóvenes de la población ha descendido rápidamente en las últimas décadas en la mayoría de los países, y se prevé que continúe haciéndolo. La evidencia sobre la relación entre el aumento de la población joven y el paro juvenil es contradictoria. No debe asumirse que los descensos en el tamaño relativo de la población joven se traducirán en un descenso del paro juvenil sin que existan otras medidas políticas para mejorar el mercado laboral de los jóvenes.
Hallazgos clave
Pros
En la mayoría de los países en desarrollo, el porcentaje joven de la población en edad laboral es ahora considerablemente menor que hace 40 años.
El crecimiento de la población joven en la mayoría de los países con ingresos medios es nulo o negativo.
El porcentaje joven de la población en edad laboral es mucho menor en países con altos ingresos que en países con ingresos bajos, pero el paro juvenil no es menor.
El tamaño relativo de la población joven ha descendido en las últimas décadas en los países con ingresos altos y bajos, pero el paro juvenil no lo ha hecho.
Los países de Oriente Medio y África del Norte no están teniendo un aumento considerable de la población joven, por lo que es improbable que ese sea un factor importante del alto paro juvenil y la agitación política.
Contras
En muchos países pobres, sobre todo del África subsahariana, continúa creciendo la población joven.
Se prevé que la alta tasa de crecimiento de los jóvenes continúe en el África subsahariana durante varias décadas más, aumentando a los 3,9 millones al año y llegando a los 5,2 millones al año entre 2015-2030.
La mayoría de los estudios indican que las cohortes de jóvenes más grandes de países con altos ingresos tienen una peor situación en el mercado laboral.
Los datos más recientes confirman que las cohortes de jóvenes más grandes tienen una peor situación laboral en los países con altos ingresos, aunque la evidencia para los países en desarrollo es débil o contradictoria.