Discurso de ascensor
Hace tiempo que los economistas admiten que el mercado libre puede aumentar el nivel de vida de un país. Pero lo que funciona para un país en su conjunto puede no funcionar para todos sus ciudadanos. Para los trabajadores damnificados por la situación del mercado, cambiar de empleo no está exento de costes, y al redefinir la demanda de cualificaciones, es probable que la integración comercial perjudique a unos y beneficie a otros de forma permanente. El «impacto de China» –la rápida integración del mercado de China en la década de 1990 y su adhesión a la Organización Mundial del Comercio en 2001– ha ofrecido nueva relevancia empírica indeseada a estas ideas teóricas.
Hallazgos clave
Pros
El comercio acordado entre países aumenta el PIB en todos ellos.
Los beneficios del comercio tienden a ser pequeños a nivel individual, pero muy distribuidos y, por tanto, importantes en conjunto.
Debido a que el comercio aumenta el pastel nacional, cada ciudadano puede adquirir un pedazo algo más grande; nadie tiene por qué tener un pedazo más pequeño.
Los responsables políticos tienen muchos medios para asegurar que los beneficios del comercio se distribuyen de modo más amplio.
Contras
Sin intervención política, el comercio perjudicará casi necesariamente a algunas personas e industrias.
Los ajustes del mercado laboral al comercio operan con debilidad y están materialmente desplazados por fuerzas que amplifican la pérdida de empleos causada por la situación comercial.
Los impactos adversos del comercio se concentran principalmente en grupos de trabajadores y lugares específicos.
Los impactos en el empleo derivados del comercio se magnifican por los vínculos entre industrias, lo que repercute adversamente en otros fabricantes y no fabricantes.
Los programas de ajuste comercial son demasiado pequeños para tener consecuencias económicas, y las respuestas pasivas a los trabajadores damnificados impiden el ajuste del mercado laboral.