Habilidades o puestos de trabajo: ¿qué va antes?

Los puestos de trabajo requieren habilidades, pero también las desarrollan y generan su demanda

University Mohammed VI Polytechnique, Morocco and IZA, Germany

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Discurso de ascensor

Las habilidades son necesarias para aumentar la productividad, estimular la innovación y crear nuevos empleos, mientras que el desajuste de habilidades se considera a menudo el responsable de la falta de dinamismo en el mercado laboral. Pero las grandes inversiones en programas de formación técnicos y vocacionales raramente son una fórmula milagrosa. La evidencia reciente sobre el desarrollo de habilidades no solo apunta a la importancia crucial de las habilidades fundamentales (tanto cognitivas como sociales) para lograr el éxito en el mercado laboral, sino que también enfatiza cómo los propios empleos pueden conducir al aprendizaje y a dar forma a competencias sociales que, a su vez, promueven la innovación y crean más trabajos.

Limitaciones al desarrollo de habilidades entre 2000-10

Hallazgos clave

Pros

Las habilidades cognitivas y sociales básicas son necesarias para el empleo productivo y a menudo se adquieren temprano en la vida.

Muchas habilidades sociales y técnicas pueden desarrollarse a través de la experiencia en el lugar de trabajo y generar beneficios cuantiosos, sobre todo durante los años formativos en el mercado laboral.

La formación antes del empleo y una vez en él puede aportar beneficios si aborda fallos de mercado en el sistema educativo y formativo, se combina estrechamente con la experiencia laboral y está gobernada por una estructura institucional flexible y moderna.

Las habilidades más avanzadas pueden fomentar la creación de empleo al promover la innovación cuando los países caen en las trampas de la baja capacitación y productividad.

Contras

Es improbable que la formación antes del empleo y una vez en él resuelva por sí sola la falta de dinamismo en el mercado laboral.

El desajuste de habilidades se origina con mayor frecuencia en el lado de la oferta, y son los sistemas educativos y formativos los que tienen que reducir el desequilibrio; pero esta presunción no tiene por qué ser correcta, ya que los incentivos a los que reacciona el sistema pueden ser el origen del desajuste.

Incluso cuando el desajuste de habilidades está en el lado de la oferta, los sistemas de formación técnica y vocacional de muchos países producen bajos beneficios, se distancian de la demanda del sector privado y ofrecen un acceso desigual.

Los centros escolares y de formación raramente incluyen la formación de habilidades sociales como objetivo explícito.

Mensaje principal de los autores

Las habilidades fundamentales, tanto cognitivas como sociales, son esenciales para el empleo productivo, y requieren inversión en los sistemas educativos y de aprendizaje temprano. También son necesarias para el desarrollo de habilidades más especializadas, sobre todo para países que buscan ascender en la escalera del «valor añadido» de la producción. Dichas habilidades altamente especializadas pueden estimular la innovación, mejorar el aprendizaje y, a su vez, crear más puestos de trabajo. Sin embargo, ofrecer formación técnica y vocacional no siempre es la respuesta. La experiencia laboral en sí misma puede fomentar el aprendizaje y ayudar a dar forma a las habilidades, sobre todo en el caso de los jóvenes.

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