Discurso de ascensor
La aversión al riesgo es un factor importante en muchos ámbitos, incluidos el de las decisiones individuales sobre inversión o elección de profesión y el de las decisiones del gobierno sobre políticas que afectan a los riesgos ambientales, industriales o de salud. Las preferencias de riesgo se miden mediante encuestas o juegos incentivados con consecuencias reales. Al revisar los distintos métodos para medir la aversión al riesgo individual, se observa que el mejor método depende de la pregunta que se formule y de la población objetivo del estudio. En concreto, el patrón oro de los juegos incentivados de los economistas puede no ser mejor que las encuestas en todos los ámbitos.
Hallazgos clave
Pros
Las tareas incentivadas se diseñan de forma que los sujetos tienen un incentivo para indicar con sinceridad sus preferencias; en las encuestas, falsear las preferencias no cuesta nada.
Los juegos incentivados se pueden estructurar para ofrecer una medición precisa de las preferencias que puede usarse para diferenciar las distintas teorías de la toma de decisiones y para calcular estadísticamente la función de valor subyacente de un sujeto (función de utilidad).
Las mediciones de las encuestas carecen de una conexión clara con la teoría y, por lo tanto, no pueden estructurarse de la misma forma que los juegos incentivados.
Contras
Los juegos incentivados pueden resultar confusos o difíciles para los sujetos, mientras que las encuestas son más fáciles de comprender; esto se observa sobre todo en sujetos menos cualificados.
La aplicación de los juegos incentivados puede ser costosa en cuestión de tiempo (las instrucciones pueden ser complejas) y dinero (deben ofrecer incentivos).
Es difícil adaptar los juegos incentivados para que representen distintos contextos de decisión; las encuestas se adaptan con facilidad.