Discurso de ascensor
El paro no solo causa privación material, sino que también puede afectar al sentido de identidad de las personas (es decir, a su percepción de pertenecer a un grupo social concreto) y, así, a sus sentimientos de felicidad personal y bienestar subjetivo. Las políticas laborales diseñadas para ayudar a los parados pueden no superar su desdicha: los subsidios salariales pueden ser estigmatizantes, las medidas que exigen algún tipo de trabajo o asistencia a cursos de formación para quienes reciben prestaciones (prestación social condicionada) pueden no ofrecer los incentivos previstos, y la combinación de un mercado laboral no regulado y medidas políticas que devuelven rápidamente al trabajo a las personas que se quedaron sin empleo (flexiguridad) puede aumentar la incertidumbre. Las políticas orientadas a la reinserción laboral deben por tanto tener en cuenta el bienestar subjetivo de las personas afectadas.
Hallazgos clave
Pros
El paro causa dificultades materiales y amenaza el sentimiento de identidad social y la autoestima de una persona, pero apenas reduce el bienestar emocional derivado de las experiencias diarias.
Los subsidios salariales que incorporan a las personas al trabajo aumentan su bienestar en comparación con el paro, en particular si se dirigen a los parados de larga duración.
Las iniciativas de prestación social condicionada pueden separar con eficacia a los parados voluntarios de los involuntarios sin dañar a aquellos que las aceptan.
Un sistema de flexiguridad que ayude a los parados a volver al trabajo aumenta de forma importante el bienestar subjetivo, ya que les permite reinsertarse en el mercado laboral y restaurar su identidad.
Contras
Los instrumentos de políticas laborales activas, como los subsidios salariales, pueden reducir el bienestar subjetivo, por ejemplo, a través del estigma asociado al hecho de recibir ayudas sociales.
Quienes aceptan la prestación social condicionada pueden considerar esta iniciativa menos perjudicial que el paro; por tanto, la prestación social condicionada puede no ofrecer los incentivos pensados para que se busque un empleo de forma más activa.
Aunque la flexiguridad puede mejorar el bienestar subjetivo, provoca más inseguridad laboral, lo que no se compensa completamente con una mayor empleabilidad.