Discurso de ascensor
La reglamentación comercial puede crear puestos de trabajo en los sectores que protege o promueve, pero casi siempre a costa de destruir un número de puestos de trabajo similar en otra parte de la economía. A un micronivel o nivel específico de productos y a corto plazo, controlar el comercio podría reducir las importaciones ilícitas y salvar puestos de trabajo, pero para la economía en conjunto y a largo plazo, esto no tiene ni respaldo teórico ni evidencia a su favor. Dado que la protección puede tener otros efectos –normalmente adversos–, es importante para la política económica comprender qué dificultades presenta esta protección para gestionar el empleo.
Hallazgos clave
Pros
Proteger a los sectores que sufren la competencia de las importaciones puede aumentar el número de puestos de trabajo que ofrecen o, al menos, reducir su ritmo de descenso.
El ajuste del mercado laboral a una reforma comercial es lento, por lo que la liberalización puede acarrear costes a corto y medio plazo.
Una liberalización comercial puede provocar el cambio del empleo formal al informal, que a menudo se considera inferior.
Contras
A través de sus efectos en el resto de la economía, la protección de un sector reduce los puestos de trabajo disponibles en otros sectores orientados a la exportación.
A largo plazo, las liberalizaciones comerciales pueden impulsar el empleo y, si no varía ningún otro factor, las economías más abiertas pueden tener mayores niveles de empleo.
La reforma comercial se asocia con frecuencia a un aumento en el número de puestos de trabajo «mejores».
La reforma comercial puede provocar reasignación intrasectorial de empresas menos a más eficientes en los mismos sectores.