Discurso de ascensor
En un país cualquiera, una de cada cinco personas padece una enfermedad mental, por lo general, depresión o ansiedad incapacitante. En los países ricos, la mitad de las enfermedades de los menores de 45 años son mentales, lo que hace de ellas las más prevalentes entre la población activa y las responsables de casi la mitad de las prestaciones por discapacidad. Para los enfermos mentales es más difícil encontrar empleo y, si trabajan, es más probable que cojan bajas o que produzcan menos que la media. Si los enfermos mentales recibieran terapia para que la tasa de empleo fuera la misma que la del resto de la población, el empleo crecería un 4 %, añadiendo miles de millones a la producción nacional.
Hallazgos clave
Pros
Las enfermedades mentales cuestan miles de millones en prestaciones y pérdidas de impuestos.
La terapia psicológica favorece el empleo y la producción, y los beneficios superan los costes del tratamiento.
La terapia psicológica compensa: por cada dólar gastado, se ahorra aprox. un dólar en prestaciones y otro en cuidado de la salud física.
La terapia psicológica puede reducir el coste anual del cuidado de la salud física un 20 %.
La cura de los trastornos depresivos y de ansiedad aumentaría el PIB aprox. un 4 %.
Contras
En la mayoría de los países, son muy pocas las personas con trastornos depresivos o de ansiedad que reciben terapia psicológica basada en la evidencia.
Casi uno de cada cinco adultos en todo el mundo sufre una enfermedad mental diagnosticable.
El 38 % de las enfermedades en los países ricos son mentales.
Los enfermos mentales que también están físicamente enfermos usan la sanidad un 60 % más que quienes tienen la misma enfermedad física sin problemas mentales.
Los cuidados físicos adicionales de los enfermos mentales cuestan casi un 1 % de la renta nacional.
