Discurso de ascensor
La pandemia de Covid-19 ha generado efectos negativos sin precedentes en la economía mundial, tanto para la demanda como para la oferta. Sus consecuencias en términos de pérdida de empleo han sido importantes en muchos países europeos. Un gran número de empresas se han visto obligadas a despedir al menos a parte de su plantilla o a cerrar por completo. Teniendo en cuenta que los jóvenes sufren más que sus homólogos adultos durante las crisis económicas debido al llamado principio del «último en entrar, primero en salir», merece la pena evaluar si los jóvenes también acabarán pagando el precio más alto durante esta recesión provocada por la pandemia.
Hallazgos clave
Pros
Los jóvenes tienen, por término medio, más educación y flexibilidad que los adultos y, por tanto, son más capaces de reaccionar ante los cambios económicos.
Los jóvenes tienen competencias digitales significativamente más altas, algo muy importante en la crisis de la Covid-19.
La suspensión prolongada de muchas actividades productivas podría llevar al cierre de empresas, lo que afecta a empleados de cualquier edad.
La pandemia ha afectado casi por igual a padres y madres jóvenes, con algunas diferencias entre países.
Gracias a su flexibilidad, los jóvenes han conseguido nuevos empleos relacionados con la digitalización del consumo y la producción, y probablemente sean los que más se beneficien de la recuperación tras la pandemia.
Contras
A los jóvenes les falta experiencia laboral y capacidad a la hora de buscar trabajo, y carecen a menudo de competencias interpersonales.
En la UE, la relación entre la tasa de desempleo juvenil y la adulta aumentó considerablemente durante el primer año de la pandemia.
Los jóvenes son víctimas del principio del «último en entrar, primero en salir».
Los jóvenes están sobrerrepresentados en los empleos informales y en los sectores más afectados por la pandemia, como el ocio y el entretenimiento, así como en la hostelería y alimentación.