Discurso de ascensor
Desde 1989, la fecundidad y la formación de una familia han descendido en Europa Central y Oriental y en la antigua Unión Soviética. Las tasas de fecundidad comienzan a igualarse a las de Europa Occidental –e incluso a veces son menores–, lo que está por debajo del nivel de reemplazo. Los gobiernos, preocupados por la reducción y el envejecimiento de la población y por la presión en los sistemas de pensiones, utilizan incentivos para que se tengan más hijos. Estas políticas no son muy eficaces para contrarrestar los efectos de los cambios sociales generales, incluidas las nuevas oportunidades laborales para las mujeres y los mayores incentivos para invertir en educación.
Hallazgos clave
Pros
En Europa Central y Oriental, la tasa de fecundidad está ahora por debajo del nivel de reemplazo de la población.
También se observa que las parejas se casan y tiene hijos más tarde, y que hay más mujeres solteras que tienen hijos.
Las políticas que fomentan la natalidad pueden aumentar ligeramente el número de nacimientos, sobre todo el de un segundo y tercer hijo.
La combinación de políticas pronatalistas y el aumento de la inmigración puede ser el enfoque más eficaz a adoptar para la pérdida de población debida al descenso de fecundidad.
Contras
El reciente descenso de la fecundidad podría reflejar una maternidad tardía y no un descenso del número medio de hijos por mujer.
Hasta que las mujeres en edad fértil de la década de 1990 no lleguen al final de sus años fértiles, no podrá saberse cuál es el alcance preciso del descenso de la fecundidad.
Las políticas que fomentan la natalidad no contrarrestan los cambios sociales y económicos que derivan en una tasa de fecundidad por debajo del nivel de reemplazo.
La evidencia no es clara sobre qué política adoptar para aumentar la tasa de fecundidad con el menor presupuesto posible.