Discurso de ascensor
La teoría económica estándar sugiere que son las personas las que saben qué les hace más felices. Por tanto, las políticas diseñadas para fomentar comportamientos con más miras al futuro solo sirven para reducir la felicidad. Recientemente, los economistas han analizado el papel de la impaciencia, sobre todo de las dificultades con el retraso de la gratificación, en distintas elecciones económicas importantes. Hay datos convincentes que indican que a algunas personas les resulta difícil hacer inversiones que mejorarán sus intereses a largo plazo. Estos hallazgos abren la puerta a políticas que fomenten o requieran comportamientos más pacientes, lo que permitiría a las personas disfrutar de los beneficios finales derivados de una mayor inversión inicial.
Hallazgos clave
Pros
Las personas impacientes se comportan de forma diferente a las pacientes cuando toman decisiones con implicaciones para el mercado laboral, incluida la inversión en educación y la búsqueda de empleo.
Tras la escuela, las personas impacientes ganan considerablemente menos que las pacientes, y la brecha de ingresos aumenta a lo largo de sus trayectorias profesionales.
Gran parte de este comportamiento refleja preferencias «incoherentes en el tiempo», cuando la opción de inversión preferida depende de lo rápido que se paguen los costes de la inversión.
La incoherencia en el tiempo puede justificar las intervenciones políticas diseñadas a aumentar la inversión de las personas.
Contras
Es difícil justificar políticas diseñadas para aumentar la inversión si la elección personal es racional.
Cuesta medir la incoherencia en el tiempo, por lo que es difícil dirigir las políticas adecuadamente.
La relación entre lo que los economistas llaman «preferencias» y lo que los psicólogos llaman «personalidad» todavía no se comprende del todo.
Puede ser difícil separar los efectos directos de las elecciones incoherentes en el tiempo de los efectos de inversiones menores en habilidades cognitivas a edades más tempranas.