Discurso de ascensor
Según algunos estudios, el valor del tiempo dedicado a los cuidados no remunerados representa el 2,7 % del PIB de la UE. Esta cifra supera lo que los países de la UE gastan en cuidados formales de larga duración como porcentaje del PIB (1,5 %). El cuidado de adultos puede tener importantes efectos nocivos en el bienestar de los cuidadores y agravar las desigualdades de género existentes en el empleo. Para superar los perjudiciales costes cognitivos de cumplir con el deber de cuidar a los adultos mayores, hay que centrarse en el desarrollo de redes de apoyo, proporcionar subsidios a los cuidadores y mejorar la legislación del mercado laboral que aporta flexibilidad y nivelación salarial.
Hallazgos clave
Pros
Los cuidadores informales, como las hijas adultas o esposas, pueden proporcionar atención de mejor calidad que los cuidadores formales, como la ayuda a domicilio o los cuidados en residencias de ancianos.
Un horario laboral flexible puede ayudar a los cuidadores a equilibrar las obligaciones asistenciales y el empleo al proporcionarles ingresos suficientes y una red social a través del trabajo.
Las intervenciones para mejorar las oportunidades de empleo de los cuidadores pueden proporcionar una forma de respiro y autoestima, y las prestaciones en metálico pueden compensar a los cuidadores por la reducción de horas de trabajo y los costes de la prestación de cuidados.
Las recientes reformas de los cuidados de larga duración en Escocia y España sugieren que el apoyo a los cuidadores puede tener un impacto significativo en su bienestar y salud mental.
Contras
En los países de la OCDE, una proporción significativa (13 %) de las personas de 50 años o más declara prestar algún tipo de cuidado informal al menos una vez a la semana.
La prestación de cuidados reduce el ocio y las oportunidades laborales y se convierte en una carga de bienestar para muchas personas.
La mayoría de los datos sugieren que la prestación de cuidados tiene un impacto relativamente modesto en la participación en la fuerza laboral, aunque puede reducir las horas de trabajo.
Un tercio de los trabajadores europeos dispone de permisos para el cuidado de personas mayores; pero los permisos obligatorios para los cuidadores de personas mayores y los acuerdos de trabajo flexible son mucho menos frecuentes que los acuerdos similares para los cuidadores de niños.