Discurso de ascensor
Un trabajador a destajo recibe un importe fijo por cada unidad que produce o acción que lleva a cabo. En parte, el importe refleja el coste de monitorizar la producción. Un trabajador por horas recibe un importe fijo por hora que, a corto plazo, no varía en función del rendimiento productivo. Desde el siglo XVIII hasta el último tercio del siglo XX, estos fueron los dos métodos de pago dominantes en las industrias de fabricación y producción. Aun así, hoy en día, la incidencia del trabajo a destajo en las economías avanzadas es muy pequeña, habiendo ganado terreno el trabajo por horas y otras formas de incentivos. ¿Qué provocó esta transformación? ¿Ha sido excesivo el abandono del trabajo a destajo?
Hallazgos clave
Pros
El trabajo a destajo es adecuado para costes de monitorización de rendimiento bajo y series de producción largas.
Las empresas que contratan a trabajadores de muy distintas capacidades pueden beneficiarse del trabajo a destajo.
Es más probable que las empresas en las que se practica el trabajo a destajo retengan a sus trabajadores capacitados cuando hay escasez de mano de obra.
El salario a destajo se relaciona positivamente con condiciones empresariales prevalentes.
El trabajo a destajo evita las evaluaciones subjetivas del rendimiento laboral.
Contras
Los cambios en las líneas de producción y en la tecnología aumentan los costes de establecimiento y negociación de los importes por el salario a destajo.
Es difícil monitorizar y recompensar de forma individual la producción que requiere el trabajo de varios trabajadores.
El trabajo a destajo no es adecuado en producciones que implican innovaciones de procesos «difíciles de observar».
Los procesos de producción justo a tiempo reducen la necesidad de maximizar la producción individual.
El trabajo a destajo desalienta a las personas a compartir conocimientos para llevar a cabo tareas de forma más eficaz.