Discurso de ascensor
El siglo XX vio el nacimiento de la planificación familiar moderna y sus efectos en la fecundidad de cientos de millones de parejas de todo el mundo. En 1979, China inició formalmente uno de los programas de planificación familiar más estrictos del mundo: la «política de un solo hijo». A pesar de su evidente trascendencia, esta política se ha estudiado muy poco. Los investigadores se han visto obstaculizados por los datos limitados y la falta de documentación detallada. Sin embargo, parece claro que la política ha afectado a la economía y a la sociedad chinas de una forma que va más allá de la tasa de fecundidad.
Hallazgos clave
Pros
Debido a las grandes diferencias de instauración de la política de un solo hijo en las distintas regiones y etnias, los investigadores pueden usar la variación natural en sus análisis, lo que hace que los resultados empíricos sean fiables.
La rigurosidad de la implementación de la política se asocia con incentivos de promoción para los líderes locales.
La política de un solo hijo redujo considerablemente el crecimiento de la población, aunque no existe consenso sobre la magnitud.
Con esta política, las familias trataron de tener más hijos sin infringir la ley; algunas consecuencias imprevistas incluyen una mayor tasa de nacimientos de gemelos y más matrimonios entre Han y minorías étnicas.
Contras
No existen datos contundentes que indiquen que la política de un solo hijo contribuyó a la acumulación de capital humano a través del canal de compensación «cantidad-calidad» tradicional.
Los estudios económicos recientes se centran principalmente en los efectos a corto plazo, y los efectos a largo plazo o retardados no se han estudiado lo suficiente; por tanto, no hay datos sobre consecuencias ni sugerencias para el diseño de políticas.
La política de un solo hijo se asocia a problemas importantes, como el desequilibrio de la proporción de sexos, mayor delincuencia e insatisfacción individual con el gobierno.