Discurso de ascensor
Los países no son áreas de mercados perfectamente integradas. Incluso si las diferencias institucionales son mucho más pequeñas por dentro que entre países, existen diferencias culturales locales persistentes. Estas diferencias actúan como barreras que reducen el intercambio económico: los flujos de migración bilateral, comercio, y dispersión de conocimientos son menores, y las personas discriminan contra dialectos no conocidos. También actúan como límites naturales hasta el grado de integración de un mercado laboral, y no pueden (y quizás no deberían) verse afectados fácilmente por las políticas. Los dialectos locales, desarrollados durante siglos, ofrecen una oportunidad única para medir estas barreras.
Hallazgos clave
Pros
Los patrones del habla se han desarrollado durante siglos.
Los dialectos ofrecen una rica representación de la historia y la diversidad cultural local.
La similitud dialectal favorece los flujos de migración, comercio y conocimientos, y las personas prefieren residir en entornos y relacionarse con personas que les sean familiares lingüísticamente.
Los dialectos, medidos por microdatos lingüísticos, ofrecen una oportunidad única para medir los efectos de las diferencias culturales en la migración interior y el rendimiento económico.
Las diferencias lingüísticas se reducen lentamente, pero no las barreras culturales subyacentes; estas continúan visibles en las diferencias dialectales, que dejan de ser barreras de comunicación reales.
Contras
Las barreras culturales (medidas por las diferencias dialectales) merman el intercambio económico entre regiones.
Las barreras culturales limitan la posibilidad de mercados laborales nacionales perfectamente integrados.
No está claro que los responsables de las políticas deban tratar de reducir las barreras culturales, ni tampoco está claro que tengan los instrumentos para ello.
Los datos sobre dialectos son escasos y los datos de gran calidad solo están disponibles para unos pocos países.