Discurso de ascensor
Hace tiempo que se ha observado la asociación estadística entre una mayor educación y una salud mejor, pero ante la ausencia de datos experimentales, ha sido difícil para los investigadores encontrar un efecto causal. Las reformas educativas, como la de extender el período de escolaridad, que se han aplicado en muchos países pueden verse como un experimento natural y ofrecen un posible método para identificar dicho efecto. Sin embargo, los datos disponibles hasta la fecha indican que estas reformas han tenido poco impacto en la salud a largo plazo. Por tanto, los responsables políticos deben ser precavidos a la hora de anticipar un efecto en la salud cuando introducen reformas de esta naturaleza.
Hallazgos clave
Pros
Las reformas de escolaridad obligatoria ofrecen oportunidades para medir las relaciones causales entre la educación y la salud, como la reducción de la mortalidad y morbilidad.
Algunos estudios indican que las reformas educativas han ofrecido beneficios para la salud adicionales en algunos casos.
Las investigaciones tempranas que han usado una variación a nivel de país en la introducción de leyes de escolaridad obligatoria muestran un efecto causal de la educación en la salud, que surge posiblemente de retrasar la intervención en el trabajo físico intenso.
Existen datos sobre el efecto de las reformas de la escolaridad obligatoria en el funcionamiento cognitivo, lo que puede reflejarse en una menor incidencia de la demencia.
Contras
Los diseños de investigaciones más sofisticados con datos de mejor calidad indican que no hay relación causal de las reformas educativas en la salud.
Las condiciones requeridas para lograr beneficios para la salud derivados de las reformas de la escolaridad obligatoria pueden no estar ya presentes en los países más desarrollados.
Si el cumplimiento de la reforma es débil, solo pueden esperarse efectos en la salud moderados.
El impacto de las reformas parece ser local y específico del contexto, lo que delimita la generalización de cualquier efecto observado.
La evidencia existente es ambigua como para asumir que las reformas de la enseñanza tendrán efectos positivos en la salud.