Discurso de ascensor
La práctica de la crianza intensiva es ahora mucho mayor que hace unas décadas. Los padres de hoy en día supervisan a sus hijos mucho más de cerca, pasan más tiempo interactuando con ellos, les ayudan mucho más con los deberes y dan más importancia al rendimiento académico. Una crianza más intensiva conduce también a una crianza más desigual: los padres con estudios superiores e ingresos altos son los que más invierten en la crianza, lo que provoca una mayor «brecha de la crianza» en la sociedad. Estas tendencias pueden contribuir a una disminución de la movilidad social y exacerbar la creciente desigualdad, lo que plantea la pregunta de cómo deben responder los responsables políticos.
Hallazgos clave
Pros
El aumento de la crianza intensiva ha coincidido con un periodo de creciente desigualdad y crecientes beneficios de la educación.
El mayor aumento del tiempo de crianza se dedica a actividades orientadas a la educación, como ayudar a hacer los deberes.
La crianza intensiva está especialmente extendida en países con alta desigualdad, mientras que en países con desigualdad baja, la crianza permisiva sigue siendo frecuente.
Los estilos de crianza intensiva se asocian con un mayor rendimiento académico de los niños y una movilidad social ascendente.
Contras
Los padres que presionan mucho a sus hijos para que rindan más tienen menos capacidad para instigar otros valores, como la independencia o la creatividad.
Preocupa el hecho de que la crianza intensiva aumente la presión en los niños y pueda asociarse con la ansiedad y la depresión.
El aumento de la crianza intensiva ha producido una brecha de crianza, lo que significa que las inversiones en crianza son desiguales en la escala socioeconómica.
A nivel de sociedad, la crianza intensiva y la creciente brecha de la crianza pueden favorecer la desigualdad persistente y la movilidad social baja.