Discurso de ascensor
El miedo al paro ha crecido en todo el mundo como consecuencia de la COVID-19. Los estudios demuestran que la inseguridad laboral afecta a la salud física y mental, aunque los efectos son menores cuando es fácil que el parado encuentre un nuevo empleo. Los efectos negativos de la inseguridad laboral podrían reducirse en parte si los empresarios mejoraran otros aspectos de la calidad del empleo que favorecen la salud. Pero debido a que la inseguridad laboral la sufren muchos otros además de los parados, los efectos negativos para la salud durante una recesión se multiplican y llegan a la mayoría de la población. Esto refuerza la necesidad de políticas eficaces, estabilizadoras y macroeconómicas, sobre todo en estos tiempos de pandemia.
Hallazgos clave
Pros
Muchos estudios transversales en epidemiología, psicología y economía demuestran que existe una fuerte conexión entre la inseguridad laboral y una salud física o mental deficiente.
Algunos estudios confirman que los efectos de la inseguridad laboral para la salud son causales, sobre todo en relación con la salud mental, dolores de cabeza, fatiga ocular y problemas cutáneos.
El efecto de la inseguridad laboral para la salud puede ser tan grande como el del paro.
Contras
Muchos estudios transversales y longitudinales no demuestran la causalidad, y en algunos países no se halla ninguna asociación.
Los estudios longitudinales confirman que los efectos perjudiciales de la inseguridad laboral para la salud se reducen cuando la empleabilidad de los parados es buena.
El apoyo social se asocia con un mayor bienestar y puede ayudar en situaciones de alta inseguridad; los efectos negativos para la salud de la inseguridad laboral pueden reducirse con mayor participación organizativa, salarios más altos, menor intensidad en el trabajo, condiciones de trabajo más seguras y mayor autonomía.
Se sabe poco sobre cómo pueden adaptarse las personas a la inseguridad laboral con el tiempo o sobre cómo pueden compensar la incertidumbre que conlleva.