Discurso de ascensor
La reglamentación medioambiental, como las normas sobre la calidad del aire, puede mejorar notablemente la calidad del aire ambiente y los beneficios de salud relacionados. Pero impone costes de producción adicionales a las empresas y puede reducir la productividad, los ingresos y el empleo, especialmente en los sectores expuestos al comercio y que necesitan mucha mano de obra y energía. La creciente evidencia empírica sugiere que es probable que los beneficios superen a los costes.
Hallazgos clave
Pros
La reglamentación más estricta sobre la calidad del aire ha mejorado la calidad del aire ambiente.
La calidad del aire ambiente y los indicadores de salud están relacionados (por ej., tasas de mortalidad más bajas, reducción de ingresos hospitalarios), por lo que la reglamentación sobre la calidad del aire mejora los resultados sanitarios.
Los esfuerzos para mejorar la calidad del aire pueden aumentar la productividad motivando a las empresas reguladas para que optimicen sus procesos de producción y sacando del mercado a las empresas menos productivas.
Algunos estudios sugieren que la reglamentación medioambiental afecta a la demanda de mano de obra de un grupo relativamente pequeño de industrias de gran consumo de energía, mientras que tiene un efecto muy pequeño o nulo en el empleo del sector de los servicios.
Contras
Por lo general, la reglamentación medioambiental impone más costes de producción al exigir equipos de control de la contaminación en ciertas industrias o al aumentar el coste de la energía entrante.
La reglamentación medioambiental puede dejar en desventaja competitiva a las plantas e industrias afectadas, reduciendo la productividad y el empleo, especialmente en sectores expuestos al comercio y que necesitan mucha mano de obra y energía.
Los trabajadores que han perdido su empleo a causa de la reglamentación en sectores contaminantes pueden sufrir pérdidas en ingresos a largo plazo hasta que encuentran un nuevo trabajo.