Discurso de ascensor
Las leyes de custodia que gobiernan la situación de vida de los niños tras el divorcio de sus padres han cambiado drásticamente desde la década de 1970. Tradicionalmente, el padre o la madre –normalmente, la madre– recibía la custodia exclusiva del niño. Hoy en día, muchos padres y madres divorciados continúan compartiendo los derechos y responsabilidades parentales a través de la custodia compartida. Aunque las leyes de custodia compartida han mejorado la situación de los hombres divorciados, los estudios empíricos recientes han documentado las consecuencias intencionadas y no intencionadas de las leyes de custodia compartida para las familias en ámbitos como la formación de la familia, participación laboral, suicidio, violencia doméstica y resultados conseguidos por los niños.
Hallazgos clave
Pros
La introducción de las reformas de custodia compartida impulsan la tasa de matrimonios, sobre todo entre personas que han sufrido un divorcio anterior y de 35 años o más.
Las reformas de custodia compartida han aumentado en general las tasas de fecundidad y han trasladado esta de fuera a dentro del matrimonio.
Las reformas de custodia compartida han reducido el número de suicidios de hombres en un 9 % a lo largo de un período prolongado.
Las reformas de custodia compartida han reducido la incidencia de violencia doméstica.
Los niños de padres divorciados que crecen con reformas de custodia compartida pueden conseguir mayores logros educativos.
Contras
La introducción de las reformas de custodia compartida refuerza la división tradicional del trabajo en la familia y otorga a los hombres mayor poder de negociación ante la asignación de recursos dentro del hogar.
Existen datos que indican que las reformas de custodia compartida aumentan la tasa de divorcios.
Las reformas de custodia compartida reducen la participación de las mujeres en el mercado laboral.
Las reformas de custodia compartida no han tenido un efecto sólido a largo plazo en la tasa de suicidios de mujeres.
Los niños en general y aquellos de familias intactas que crecen en jurisdicciones con leyes de custodia compartida obtienen menos logros educativos y peores resultados en el mercado laboral.