Contaminación atmosférica y productividad laboral

Los niveles altos de contaminación atmosférica reducen la productividad laboral, incluso cuando la calidad del aire es por lo general baja

Columbia University, USA, and IZA, Germany

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Discurso de ascensor

La legislación ambiental se considera normalmente un lastre para la economía. Sin embargo, el aire de mejor calidad puede aumentar la productividad porque la salud de los trabajadores es mejor. La evidencia indica que las mejoras en la calidad del aire aumentan la productividad laboral en distintos sectores, incluidos el agrario, industrial y el de servicios. Estos efectos aumentan también con niveles de calidad del aire que están por debajo de los umbrales de contaminación en los países que tienen una legislación ambiental más estricta. Los hallazgos apuntan a un nuevo enfoque para entender las consecuencias de la legislación ambiental.

Efecto de la contaminación en la productividad laboral

Hallazgos clave

Pros

Las mejoras de la calidad del aire han aumentado considerablemente la productividad laboral.

La mala calidad del aire no afecta a la decisión de un trabajador para trabajar o al número de horas trabajadas, al menos a diario, para los niveles de contaminación de países con la legislación ambiental más estricta.

Las normas de calidad del aire que reducen los niveles de contaminación mejorarían la productividad laboral.

Contras

La mala calidad del aire reduce los salarios de los trabajadores cuando el salario se basa en el rendimiento.

La productividad laboral refleja efectos de la contaminación más sutiles, que es probable que sean generalizados.

La menor productividad laboral se produce a niveles de contaminación que cumplen las normas y directrices sobre la calidad del aire.

Mensaje principal de los autores

Los datos sugieren que la contaminación puede reducir la productividad laboral. Al mismo tiempo, la legislación ambiental se considera a menudo un lastre de la economía, ya que puede ralentizar la producción y provocar el cierre de empresas y la consecuente pérdida de empleo, lo que se traduce en costes más altos para los consumidores. Pero la legislación ambiental eficaz mejora el aire que respiramos y el agua que bebemos, así que quienes conservan sus empleos son probablemente más sanos y productivos. Para diseñar políticas de medio ambiente óptimas hay que tener en cuenta hasta qué punto la productividad compensa o incluso supera los efectos negativos aparentes de la legislación.

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